[:es]Señora Nadya Kaspar de Ekserciyan, “Personalidad del año 2018 de las colectividades armenias de Sudamérica”

[:es]

Buenos Aires, “SARDARABAD”.- Es una persona admirable. Solidaria, generosa, con una enorme vocación de servicio y capacidad de percibir y comprender las necesidades de los demás.

Ditaván sonríe por ella.

Ditaván tiene esperanzas gracias a la obra que  hace diez años le dio a su población la oportunidad de tener una vida más digna con la construcción de una red de abastecimiento de agua potable.

Por entonces, junto con su esposo, el recordado Armén Ekserciyan, iniciaron un camino de ayuda que no se detendría y que cada vez encuentra nuevos atajos para encauzar.

Tras lograr que el agua corriente llegue a todas las casas del pueblo,  hace algunos años, habiendo advertido la necesidad de que hubiera un Jardín de Infantes, los Ekserciyan se pusieron manos a la obra para cubrir esa necesidad.  En poco tiempo, el Jardín fue realidad y alborozo para sus habitantes. Los niños tendrían a partir de entonces la posibilidad de adquirir sus primeros conocimientos en el camino del aprendizaje a la escuela primaria.

La inauguración fue una fiesta, que Nadya y Armén compartieron con sus hijos y nietos, quienes se sumaron a la celebración popular.

¿Por qué Ditaván?

Ubicada al noroeste de Armenia, en la provincia de Tavush, Ditaván tiene gran importancia estratégica puesto que se encuentra en el límite con Azerbaiyán.

Cuando el gobierno de Armenia se propuso como política de Estado el fortalecimiento de las aldeas fronterizas en cooperación con el Fondo Nacional Armenia, Armén y Nadya Ekserciyán no dudaron en que lo elemental para retener a la población de Ditaván era comenzar con el abastecimiento de agua para encarar luego otros proyectos que se han ido cumpliendo.

Ya los niños de esa región de Tavush tienen asegurada la escolaridad inicial y primaria. Cubiertas esas necesidades y la de un centro comunal donde la gente puede reunirse y sociabilizar, restaba un gimnasio para que los niños, aun en invierno pudieran salir a jugar o a practicar deportes.

Esa fue la última realización de Nadya Ekserciyan el año pasado.

Otra vez, Ditavan la recibió con toda su calidez y agradecimiento. Y si Ditaván sonrió, Nadya sonrió con ellos por la satisfacción de haber dado, allí donde hacía falta.

Ahora resta que el gobierno cumpla con su promesa de mejorar el camino que lleva al pueblo.

Con eso, con los casamientos de jóvenes parejas y los nacimientos que se están produciendo en Ditaván en los últimos años, hay esperanzas de un futuro mejor.

El resto son los sueños personales, los emprendimientos y las ganas de trabajar que empujan cuando en vez de paisajes áridos uno encuentra arboleda y un interlocutor a quien no hay que decirle mucho para que vea las necesidades.

Nadya Ekserciyán está atenta a todas ellas y lo mejor es que realiza sus obras en silencio y con sencillez, porque sabe que en la mano tendida, en la sonrisa, en los ojos emocionados y en el abrazo está el mejor agradecimiento.

Y sigue. En 2018, junto con otros benefactores argentinos entregó viviendas a quienes vivían en condiciones precarias en la zona del terremoto y junto con ellos, asumió el compromiso de construir un Jardín de Infantes en Shosh, República de Artsaj.

Estas son solo algunas de sus obras que se han hecho públicas, aunque hubiera preferido mantenerlas lejos de la publicidad. Seguramente hay y habrá muchas otras, porque cuando uno  es esencialmente generoso y solidario, dar es siempre un motivo de felicidad.   Nadya Kaspar de Ekserciyan es un ejemplo de ello. Por eso es nuestra “Personalidad del Año 2018”.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *